La dama, cuya vestimenta estaba decorada con bisutería de mal gusto, con bustos víctimas de la gravedad y sin brevedad insultaba la tumba de Newton. Cargaba a sus espaldas unos cuantos años de más, junto con un indeterminado número de arrugas en su cuerpo.
A pesar de ser conformista, no estaba satisfecha con su vida, se había convertido en la SOLTERONA de la familia.
Mil y un tropiezos en su vida, cansada del camino, cansada de la soledad. Perdió su tiempo en la búsqueda interminable de las riquezas materiales y una honorable reputación ante la sociedad. En varias ocasiones quiso regresar a su antiguo hogar, pero su orgullo no le dio permiso.
Se sentía sola frente al televisor de la habitación del séptimo piso, necesitaba compañía, pero en lugar de buscarla, prefería verse al espejo para verificar que estaba envejeciendo. Solamente pensaba en las posibilidades de encontrar compañía masculina, quería amar, quería ser amada, quería compañía, pero ya no era una niña, ahora había frutas más frescas en la viña.
De repente, un idea entró por su oído derecho; la solución era concebir un hijo, él sí la amaría sin condición ó por lo menos hasta que ella muriera, aunque, ¿Cómo concebiría un hijo?, la idea de un esposo estaba tachada de su lista probabilidades, pues quién se casaría con ella; su soltería y escasos recursos económicos le impedía una adopción. Una noche lujuriosa con uno de esos gigolós que cobran en euros, tampoco era una opción (qué pensaría la sociedad si ella lo hiciera), va en contra de sus valores, ¡Y la inseminación artificial! estaba en desacuerdo con su cartera. Debía apresurarse, pues el tal “Andrés” retrasaba sus visitas cada mes.
Fuertemente sostenía una botella de vodka de mala calidad que compró en el auto servicio de un gasolinera cercana. Bebió por completo la botella, sus mejillas se sonrojaron. Antes de abrir la siguiente botella, se percató del sonido de su teléfono celular, era un mensaje. La Red Social le notificaba que le habían etiquetado en un foto, borracha aún, verificó la foto donde su hermana la había etiquetado.
- ¡Maldita hermana mía!
Maldijo repetidas veces la foto en donde su adolescente hermana de quince años presumía una inmensa barriga, barriga que era producto del alboroto de hormonas que los jóvenes llamaban “prueba de amor”.
- Es una vida humana, no un accesorio de última moda.
Continúo insultando el monitor de la computadora hasta el cansancio, la bebida era su único acompañante, y fue esta misma la que la sumergió aún más en su depresión hasta el punto de disminuir sus capacidades mentales.
Estando borracha ideó un nuevo plan, recordó que en las cercanías había un oscuro callejón que había obtenido cierta fama por el alto índice de violaciones ocurridas en el lugar. "Es el plan perfecto" gritaba, "mi honor no será juzgado por el tribunal de la sociedad, mejor aún, no gastaré ni un solo centavo."
Abrió la puerta y salió a la calle con un grueso abrigo que la protegía del frío, claro, sin olvidar su botella de vodka. Tardó unos cuantos minutos para llegar y entre las sombras esperó unos cuantos minutos más. De pronto, apareció un hombre fornido, lo vio y solamente pensó >>Mi boleto de salida de esta solitaria vida
- ¿Eres un violador?
Le preguntó.
- ¡Claro que no! Qué no ves que yo también ando de paseo.
Respondió ofendido, con un tono de voz dulce que no encajaba en aquel musculoso cuerpo.
- ¡Perdón caballero!
Se despidieron, el caballero siguió su camino y la Solterona siguió parada.
La espera continúo, la impaciencia creció, lo único que vio menguar fue el líquido de aquella botella.
Sin avisar, desde las sombras aparecieron unas manos que con brusquedad la tomaron por la espalda, sumergiéndola a la oscuridad de aquel callejón, sus ojos se apagaron y lo último que recuerda haber escuchado fue la cremallera de un pantalón de mezclilla bajando (tenía muy buen oído).
El delincuente dio inició a su delito, turbado por las ansias y el temor de ser atrapado infraganti, su voz se escuchaba agitada; mientras tanto, la solterona sonreía, justamente ese día estaba ovulando, las probabilidades de ser madre estaban incrementando. Su cuerpo estaba en el callejón, pero su mente se encontraba 9 meses en el futuro, donde sería madre de aquel hijo que tuviera como padre a un Fulano o tal vez a un Mengano, la verdad no importaba.
El acto terminó, el delincuente huyó y la solterona quedó en el suelo aún bajo los efectos del alcohol. Despertó unas cuantas horas después, con un gran sonrisa en su rostro.
Una gran alegría desbordó en su corazón dos semanas después de lo sucedido, cuando vio el resultado positivo de una prueba de embarazo casera.